sábado, 6 de octubre de 2012

Chávez, por mucho más que una elección en Venezuela.

Mañana, gran parte del rumbo político latinoamericano del próximo lustro, se dirime en las urnas de Venezuela.  Curiosamente, un militar y político como Hugo Chávez, tildado hasta el cansancio de dictador (como piropo mínimo), ganó 12 elecciones democráticas y… ¿va por la de la yeta? No. De ninguna manera.  A pesar de un dispositivo mediático en su país y en el mundo, empecinado, beneficiado e impulsor del neoliberalismo, Chávez ganará las elecciones de mañana, al menos por 15 puntos de diferencia. Así lo indican las principales y más serias encuestadoras Venezolanas, aún las que son muy opositoras al modelo  Bolivariano que representa el actual Presidente.
El Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD) da holgada ventaja al mandatario al señalar que tiene una intención de voto del 50,3% frente a un 32,2% de Capriles, el candidato “majunche”, según los Chavistas, que en nuestro país sería como una especie de “gorila”. Por su parte el sondeo de la firma Datanálisis (nada amiga de Chávez), el actual Presidente venezolano tiene una intención de voto del 43,8% frente al 29,1% del candidato de unidad de la oposición y desde la encuestadora Grupo de Investigación Social, Siglo XXI (GIS XXI) manifiesta que si se proyectan los indecisos el candidato Hugo Chávez llegaría a los 60 puntos. Algo que sería demoledor para las aspiraciones de la derecha, no solo en el continente, sino en los países de la región europea, que empiezan a visualizar en ciertos líderes latinoamericanos un planteo muy firme contra la opción de ajuste y más ajuste. Esta percepción que empieza a crecer, por ahora desarticulada, entre los jóvenes del viejo continente, en una Europa que no padece pobreza estructural, no es un dato que Chávez o Dilma, o la propia Presidenta Argentina desconozcan. De allí la importancia de un triunfo que reafirme el rumbo de una de las economías más importantes de Latinoamérica. Todos, los que miran al “Bolivariano” con simpatía, y los que lo odian, saben que esta contienda electoral es muchísimo más que una elección en Venezuela. Por eso, llegaron al país ciento setenta y cinco mil veedores extranjeros acreditados desde distintas organizaciones. Toda una ingeniería de transparencia que pretende que el resultado, cualquiera sea, se legitime rápidamente y no de lugar a ningún oportunismo antidemocrático, aún cuando un informe del GIS XX, indica que el Consejo Nacional Electoral es una institución confiable, y la segunda institución de Venezuela mejor valorada con 57%, después de las universidades que tienen 70% y aunque el 53% de los venezolanos afirma que el sistema electoral es confiable,
El Registro Electoral informó que 19 millones de votantes venezolanos están habilitados a emitir su sufragio y si se toma el último porcentaje de participación, que giró en torno al 80% se estima que participarán entre 14 millones 250 mil y 15 millones 500 mil electores. Estas cifras, en un país donde no es obligatorio el voto, marcan un alto interés en la vida política  y dan por tierra con los relatos de falta de libertad que tanto pregonan los opositores a Chávez.  
Chávez, llega a esta coyuntura luchando contra un cáncer que sus opositores pensaban que lo dejaba fuera de carrera, con un apoyo popular que impresiona, con una promesa contundente y con un desafío político muy difícil. La promesa hacia su pueblo es hambre cero para el 2019, algo que si le sale bien, pone en jaque al capitalismo, como no logró hacerlo Fidel Castro. El desafío político, curiosamente es similar al que por estos días tiene el Kirchnerísmo en nuestro país: ¿Quién podrá suceder al líder?

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