jueves, 29 de noviembre de 2012

Transformar la sorpresa

En el año 2000 llegó a mis manos un pequeño libro de Alejandro Dolina que había publicado el año anterior: “El libro del fantasma”.  Hay un relato que  narra sobre la vida de un director de teatro obsesionado con sorprender todo el tiempo al público. Su fugaz ascenso y el olvido sin pena ni gloria, porque según Dolina, y acá la frase que me quedó: “La sorpresa constante no sorprende”.
Por estos días, una editorial del director de este diario sobre las fortalezas de Gerónimo Dos Reis como potencial candidato a intendente generó un ruido muy fuerte en el micro mundo politizado de la ciudad e hizo virar el cuello de algunos sectores sociales, con una sonrisa, tipo: ¿por qué no?.  
En los últimos años, el aporte cultural que el Kirchnerísmo impulsó en el país, es el de las construcciones colectivas. Se sustenta en una larga carrera política de los Kirchner, la permanente prédica de militancia y reniega de laboratorios ideológicos o agencias de marketing que, pueden edulcorar un “producto” o “servicio”, pero que finalmente, los grandes cambios se producirán cuando una masa crítica se apropie de las ampliaciones de derechos. Por eso, la posibilidad de que un buen tipo, con apellido, mesurado, familiero, con experiencia en el ámbito privado y buen vecino sea un buen intendente existe, pero ninguna de esas virtudes, útiles a la hora de armar un packaging, garantiza buena gestión. En realidad nada lo garantiza, pero sirve mucho saber qué tipo de proyecto se intenta llevar adelante y desde que lugar se lo piensa. Eso, que algunos defenestran y alegan no tener, (mal les pese tienen), se llama ideología. La ideología se fortalece, se desarrolla como un músculo, se riega y se alimenta de militancia, de participación, de diversidad y de coherencia. Los casos de “privados que no vienen de la  política” como el de Macri, allí andan intentando aliarse con lo que puedan, pues conciben el poder como un objetivo y no como un instrumento de transformación. Claro, pobre Gerónimo, justo se lo menciona a él, que preferiría estar tranquilo organizando un picadito con amigos y una encuesta lo mide (a él y a otros) pero resulta que viene bien para dar este ejemplo que considero indispensable para la política, esto de andar descubriendo la pólvora o inventando ideologías a medida de un apellido, ya que como bien dijo el Negro Dolina  la sorpresa constante no sorprende. De lo contrario se puede transitar un camino de éxito repentino, pero lleno de renunciamientos, traiciones propias y ajenas. Salvo que se piense como Meoni, que en el último acto de asunción del Presidente del Ateneo local de la UCR, le manifestó a sus correligionarios una frase popular muy bonita, pero patética para lo colectivo: “No importa el color del gato, lo importante es que cace ratones”
Y ya que estamos con las frases, recuerdo una que serviría para calmar un decibeles de algunos peronistas que parece se han molestado con esta noticia. La cita es de Thomas Edison y dice que: “Una experiencia nunca es un fracaso, pues siempre viene a demostrar algo”. Después de patentar más de 1000 inventos, vaya si habrá fracasado don Alva.  Por eso creo que el Peronismo de la ciudad no debería inquietarse ni ponerse nervioso. En las últimas elecciones, el Frente para la Victoria obtuvo un resultado histórico, no sólo por el número obtenido, sino por la puja interna de siete listas que luego se unificaron sin traiciones. Esa experiencia sin dudas demostró algo. Habrá que transformar la sorpresa en reflexión, la reflexión en propuestas y las propuestas en acción, porque si el Frente para la Victoria sabe leer que y como, podrá gobernar la ciudad en 2015 sin necesidad de adaptar un proyecto político a un nombre o de buscar sorpresas que lejos de unificar, abren grietas en un movimiento que lleva 30 años sin ganar en Junín. 

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