jueves, 7 de febrero de 2013

Pequeña reflexión abierta a la militancia Kirchnerísta no Peronista

Escribe: Gustavo Romans
Una vieja y conocida anécdota de Perón refleja lo que el líder del Movimiento Justicialista pensaba de la composición del Peronismo. En un reportaje para un medio español un periodista le pregunta: “¿General, cómo se divide el panorama político argentino?” Y Perón responde: “Mire, hay un 30% de radicales, lo que Uds. entienden por liberales. Un 30% de conservadores y otro tanto de socialistas.” Pero, General, re pregunta el periodista,  ¿y dónde están los peronistas? “¡Ah, no, peronistas son todos!”
Mucho más que cintura política, lucidez y buen humor tuvo Perón en esa respuesta, que ubicó al Peronismo como un movimiento nacional monolítico por encima de todos los demás partidos.  
¿Somos todos peronistas?
Desde hace algún tiempo, los partidos políticos que no provienen del Peronismo y apoyan fervientemente al Kirchnerísmo/Cristinismo debaten profundamente, pero puertas adentro el lugar que ocuparon durante la coyuntura más complicada durante estos últimos 10 años, que rol juegan en este presente de incertidumbre pre electoral 2013 y que papel deberán cumplir ante un post Kirchnerísmo o una continuidad de Cristina. Porque, aunque creo que no todos en el país somos Peronistas, es real que la gobernabilidad sin el peronismo en el poder es bastante difícil.
Durante los cuatro años de Néstor Kirchner en el Gobierno, fue el propio Peronismo quien buscó la transversalidad y con políticas progresistas supo seducir a partidos políticos y organizaciones sociales de izquierda o enroladas en el Pensamiento Nacional. En la búsqueda de masa crítica que necesitó el Peronismo para que Cristina Fernández obtuviera un triunfo en 2007, algunos sectores de izquierda defeccionaron rechazando convivir con sectores del Peronismo ortodoxo o sectores del radicalismo, mientras que los que comprendieron que era necesario privilegiar la unión de los sectores populares tragaron saliva y acompañaron. Ante el primer traspié del Movimiento Popular frente a la burguesía agraria de la Pampa Húmeda, los primeros que saltaron del colectivo Kirchnerista fueron las dos puntas de los extremos. Por un lado la derecha del Peronismo y por el otro la izquierda de pensamiento mágico. Obviamente que los radicales acompañaron la retirada. Allí, el propio Néstor debió improvisar como pudo una defensa sin descanso ante la amenaza de los sectores autoritarios, que en complicidad con los medios de comunicación y las corporaciones económicas querían llevarse puesto un gobierno constitucional. El rejunte variopinto destituyente reunió entidades rurales con partidos de izquierda, opositores no peronistas con Peronistas reaccionarios. La conducción de Néstor y Cristina Kirchner contó con un colectivo ideológico pequeño pero muy militante que agrupó a intelectuales, partidos de izquierda, escisiones del Socialismo, organizaciones sociales y medios comunitarios y alternativos. Todavía no existían con fortaleza organizaciones como La Cámpora o Kolina, o el Peronismo Kirchnerista y mucho menos había una articulación como se intenta hoy desde la multipartidaria Unidos y Organizados. En esos momentos críticos de defensa de un proyecto político Nacional y Popular hubo un comportamiento trasversal que puso en igualdad a todos, sin preguntar quién era o no Peronista.
En la actualidad, con el Kirchnerísmo/Cristinismo como protagonista central de los tiempos políticos, con espacios como La Cámpora y Kolina totalmente consolidados, a la hora de que el proyecto político se desarrolle plenamente en lo territorial, no hay igualdad ni transversalidad.  Para la defensa del proyecto “somos todos Peronistas” como decía Perón, pero para las lámparas bajo consumo, los DNI, o los programas del Gobierno Nacional, hay que presentar cartas de recomendación o muestras de militancia. Increíble!  Paradójicamente, quienes, en algunos casos cortaban la ruta con los agro piqueteros, o estaban agazapados a la espera de que aclare, o los que hasta hace un año no sabían quién era John William Cooke, hoy piden credenciales de lealtad a quienes no provienen del Peronismo.
El 2013 será un punto de inflexión sin retorno en la vida política de nuestro país. La expectativa por la conformación de listas, con el desgaste que serán las internas abiertas y simultáneas son sólo la guarnición que acompañara al gran plato principal que será la re reelección si o no. El Peronismo, siempre en el lugar central de la política argentina
Ese panorama de incertidumbre, que está a la vuelta de la esquina, es casi nada si se compara con un post Kirchnerísmo, o un Cristinismo de cuatro años más. El Kirchnerísmo no peronista, ese que ni siquiera Perón hubiera imaginado, ese nuevo colectivo de organizaciones de izquierda con gran maduración política, ese socialismo o comunismo que hoy tiene una comprensión sin prejuicios sobre los movimientos populares, esa izquierda que apoya y protagoniza sin haber perdido la identidad, esa ideología que proviene de la izquierda pero que está al servicio del Pensamiento Nacional, acompaña, y acompañará los nuevos procesos y hasta se pondrá a la vanguardia de muchos avances, pero sin dudas buscará un protagonismo que hoy no tiene o no le dan. Quizá por propia quietud, respeto a un movimiento popular muy grande, pero también por egoísmos de nuevos desembarcados o subidos de ocasión que, o no tienen memoria o les importa poco el proyecto político colectivo, y se mantendrán sobre quien esté en el poder, aún contra los intereses de la patria.

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