jueves, 13 de diciembre de 2012

Con Pinedo en contra, Hitler ganaba

“El Puente de Remagen” es el título de un film estadounidense que dirigió John Guillermin basado en un hecho real de 1945 sobre el final de la segunda guerra Mundial. Como es típico de los norteamericanos, la película es una clásica seguidilla de lugares comunes plagados de bombas, tiros, y actitudes heroicas de los soldados “americanos” frente a los nazis. Contrariamente a lo que sucede generalmente, el film, despertó interés en Paul Berben Y Bernard Iselin, que investigaron profundamente este suceso de importancia estratégica en el desarrollo final de la guerra y editaron en 1972 un libro con el mismo título, que tengo entre mis preferidos. La calidad descriptiva de los autores es increíble, y la precisión con la que está escrito el libro también.
La cosa es que por aquellos días, Hitler estaba acorralado y sus tropas retrocedían hacia el interior de Alemania, en particular hacia Berlín. Todos los pasos hacia el Führer que limitaban con el río Rhin habían sido volados por los soldados alemanes. Una buena forma de protegerse del cerco asfixiante de los aliados. Solo el puente Ludendorff que desembocaba en el poblado de Remagen había sobrevivido a la guerra. Los nazis no pudieron, primero protegerlo, y de última destruirlo para evitar el paso de los aliados. Al final, los “americanos” cruzaron y este hecho aceleró el fin de la guerra. Algunos meses más tarde, el pobre puente colapsó, de tanta bomba y dinamita, pero Hitler ya estaba vencido. Claro que la historia es más larga y mucho mejor narrada por estos escritores. En particular los detalles que tienen que ver con el estudio de la arquitectura del puente para dinamitarlo en algún punto sencillo o apuntalarlo, según se tratara de alemanes o norteamericanos.
Cuando, cada tanto, escucho las declaraciones del secretario de Obras Públicas Agustín Pinedo, respecto de la falta de obras en la ciudad, de la quietud en un área estratégica de la ciudad como lo es el avance con obras necesarias para la comunidad, pienso en “El Puente de Remagen” y agradezco a que Pinedo no fue uno de los ingenieros de los aliados que debió mantener a salvo el puente. Si lo hubiera sido, quizá Hitler ganaba la guerra.
Días pasados Don Pinedo hizo algunas aclaraciones en LT 20 Radio Junín y la sensación que provoca es que, pareciera tomarle el pelo a todos los Juninenses. Parece ser, que la gran promesa que el Intendente Meoni le hizo a los vecinos del Barrio del Plan Federal, Solidaridad y Bicentenario, estaba sustentada en una donación de mejorado que una empresa privada le hacía al municipio. Un “obsequio” exactamente señaló Pinedo. Y también parece ser que, hasta que otro buen samaritano no vuelva a “obsequiarle” mejorado al municipio, los vecinos seguirán con el agua hasta la cintura cada vez que caigan cuatro gotas locas.
Esta historia de empresas que obsequian materiales es muy poco transparente y debiera ser aclarada por las autoridades que correspondan. No se puede llevar adelante un plan de obras públicas de un municipio como Junín basando la provisión de materiales en algún solidario empresario que obsequie materiales. Recuerdo cuando en agosto de 2009, una placa de mármol se despegó del monumento a Sarmiento en la plaza que lleva su nombre. Por milagro no aplastó a un niño que jugaba allí. En diciembre de ese año, el municipio anunció que el material con el que se había pegado estaba vencido. ¿Habrá sido una donación?. Quién sabe… Lo que si sabemos es que también por aquellos días el secretario de Obras Públicas también era Pinedo, y que también contestaba de manera imperativa, socarrona y soberbia.
En cualquier empresa privada, donde hay que demostrar resultados, eficacia, compromiso y rentabilidad, declaraciones como las que hace Pinedo, son suficientes como causales de despido. A mi no me interesa ni me gusta jugar con el trabajo de nadie, no me interesa que Pinedo pierda su empleo simplemente porque me pueda caer mejor o peor, pero cuando los resultados son tan malos durante tanto tiempo, creo que, al menos, el Intendente debiera pensar en reubicarlo. Porque insisto, tratando de ponerle un poco de humor a las consecuencias de una muy mala administración, que con Pinedo en contra, Hitler ganaba la guerra.

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